Cuando yo era pequeña me enseñaron cosas buenas, que debo
respetar, que debo tolerar, que debo creer en algo, como dice Filio. Luego
llega el momento de mi vida en que todo eso tiene que ser aplicado, ahora sí valen todas esas cosas porque si no sabes de valores te hundes tú solito.
Confié en la gente que pensé que eran mis amigos y ¡PUM! Un día sin que yo me
diera cuenta caminaron de puntillas tras de mí y en la espalda me enterraron un
machete llamado “chismes y mentiras”, volteé hacia atrás y me desviaron la
mirada porque no les convenía enfrentarme y aceptar que todo lo que dijeron de
mí era una simple y estúpida broma que me lastimaba.
Yo no tengo porque
cambiar absolutamente nada de mi vida, porque estoy tranquila conmigo misma,
con mis padres, mis hermanos y con Dios, de ahí en fuera no le tengo que rendir
cuenta a NADIE más.
A todos los idiotas que les encanta inventar cosas de mí y
mis amigos(as), hablen, me vale madre, pero si tienen valor para estar hablando
también ténganlo para decírmelo de frente.
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