Prefiero vivir mi vida como si cada día fuera el último, a estar amargada cuando sea mayor. Comer y beber lo que me gusta sin ningún remordimiento, a sufrir comiendo hierba sin sabor. Prefiero reír a carcajadas y que me vean raro, a que ni si quiera me noten. Prefiero llorar cuando el nudo está por ahogarme. Mirar a los ojos. Abrazar. Prefiero vivir de noche donde no se distinguen defectos. Prefiero mirar el cielo en una noche de luna que mirar el techo donde no hay nada. Prefiero que me duela a que me falte. Que me digan la verdad, por muy dura que sea. Prefiero equivocarme y saber qué estoy haciendo mal a jamás haber intentado. Prefiero vivir. Caricias y amor, no golpes ni odio. Palabras, no gritos. Prefiero decir lo que siento a quedármelo guardado. Prefiero la lluvia que los días soleados. El frío que el calor. Que febrero no exista. Que marzo no exista. Y ojalá que fuera diciembre todo el año. Prefiero ser luz.
Prefiero ser yo.
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