jueves

Nunca amé tanto.


Recorrí toda su piel con mis diez dedos. Fueron de su pecho a sus hombros y con fuerza presioné en su espalda. Me perdí entre la infinita belleza de sus ojos, y no quería encontrarme. Acaricié sus labios, fuente de los deseos. Mis deseos.
Me fumé cada uno de sus suspiros y besé los hoyuelos de sus mejillas que se forman por esa sonrisa tan perfecta.

 -Abrázame, abrázame fuerte- me dijo.

Apreté su cuerpo tan fuerte que no había espacio entre su piel y la mía. No podía dejar de mirar su rostro...
Sus ganas y mi locura profundizaban mi amor y cada vez que me susurraba al oído mi respiración se hacía más fuerte y rápida. 
Sus pies jugueteaban con los míos y poco a poco nos fuimos perdiendo en la noche, nos quedamos durmiendo en la luna. Y cuando nos despertamos su esencia ya estaba impregnada en mí.
Besó mis lunares, cada uno de ellos. Su boca dibujo mil notas en mi alma y dejo la melodía más dulce que jamás escucharé.



Nunca amé tanto. Nunca nadie me gusto tanto. Y nunca me había sentido tan feliz.


2 comentarios:

  1. Qué preciosidad, ese sentimiento lo tengo todos y cada uno de los días :)

    ¡Un besito!

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