De pronto todo se derrumba. Me siento fría, sola, torpe, vacía, inútil y fea. No sé cómo arreglarme. No sé cómo ser yo otra vez. Soy un rompecabezas desarmado y todavía no sé armarme sola, pero no sé a quien decirle que me ayude porque no quiero estar en las manos equivocadas otra vez, no esta vez.
Equivocarse no está mal, pero ahora necesito a alguien que me de apoyo y me cure, que se ría conmigo y me arrulle, que me cuente cuentos cuando tenga miedo o simplemente que me ayude a encontrarme.
Hoy es uno de esos lunes
que se supone que no sea lunes,
pero a mi me dio lo mismo.
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