lunes

Malteada de chocolate

Yo sé que me tienes tanto coraje, lo escondes en tu interior para que yo no pueda sentirlo, pero me detestas por no haberme dado cuenta (ahora lo sé) de todo el amor que me diste.

Y tal vez creas que no pero, extraño poner mi nariz fría en tu mejilla, acurrucarme entre tus brazos, que me robes besos cada vez que me llevabas a  casa, "ver" alguna tonta película y las malteadas de chocolate de los domingos.

Pienso tanto en cuando nos conocimos, que dijiste que te gustaba mi risa y pensabas que era tímida.
Las primeras veces que salimos terminábamos viendo la lluvia y las luces del cielo, precisamente nuestro primer beso fue mientras llovía.

Jamás encontraré a un hombre como tú y me arrepiento cada vez que te recuerdo, me arrepiento de no haberte amado lo suficiente      [porque tú merecías más de lo que pude darte]     y que ahora estés con la de ojos bonitos. Sé que se quedarán juntos para siempre y que a mi de nada me sirve arrepentirme pero aunque tú pienses que no lo digo en serio, créeme,  te deseo toda la felicidad que cabe en los muchos kilómetros que tenemos en medio, y como una vez me escribiste: No hablo de los que ponen tierra entre tú y yo, si no de los mudos.


Yo quería ser parte de tu vida aún, pero en vista de que no he podido entrar por los rincones que dejaste abiertos será mejor que le pongamos pegamento.
Perdón, por favor.


Ahora sí, ese punto que Ella dibujo mientras
 Él bebía su café amargo, es un punto final. 


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