Siempre me encanta esa sonrisa que
le regalas al mundo, que la dejas en
el aire para que la atrape quien la quiera.
Me he quedado escribiéndote y describiéndote cada noche hasta muy tarde, para aprovechar el sueño y escribir sin pensar.
Descubro que siempre hay algo de ti que me hace querer ser muy feliz y me pongo a inventar maneras para que tú sientas eso conmigo. Ya son cuatrocientas miradas para seducirte, dos mil ochocientas sonrisas, cinco mil novecientos veintisiete tonos diferentes de voz y tres palabras que se quedan en la punta de mi lengua.
Se va el verano y llegan mis meses favoritos, llega el frío, la nariz roja, más cafeína de lo normal, películas bajo las cobijas y las ganas de estar contigo, ésas que nunca se me van.
Sigo sin ti, sin poder decirte nada y sosteniendo los suspiros.
Bienvenido otoño y feliz año nuevo para ti.
La mitad de mi reino por que
tus sonrisas sean para mi.
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