miércoles

Una eternidad

Ojalá que tus manos tocaran mi piel cada noche, que yo me desvelara besándote las comisuras y sumergiéndome en los pliegues de tu cuerpo.
Me encantaría amarte de mil formas diferentes y no tener que soñarte porque puedo despertar entre tus brazos, que me entregaras una sonrisa cuando huelas el café que te prepare, para que luego me invites a tener un día feliz con esas ganas tuyas de vivir y de comerte el mundo.


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